Aunque había tenido conocimiento del proyecto Andalucía Profundiza en anteriores convocatorias, lo cierto es que, por motivos diversos, no lo había solicitado. Sin embargo, este curso pensé que era una buena oportunidad de reconocimiento académico para mis alumnos. En consecuencia, una vez publicada la convocatoria, reuní en enero a 11 alumnos: de entre ellos, algunos habían trabajado conmigo el curso pasado en la metodología por proyectos con una plataforma wiki, pero ya no seguían en mis grupos de clase; un segundo grupo sí continuaba en mis clases y, finalmente, otros se habían iniciado en esta metodología ABP durante el primer trimestre. A todos ellos les presenté este programa de profundización de conocimientos. Debo manifestar que, dados los escasos incentivos para los alumnos del Programa, me sorprendió su entusiasta aceptación.
Finalizados los plazos administrativos pertinentes de concesión de solicitudes, todo comenzó los últimos días del mes de febrero. Para la primera sesión dispuse un sitio web, creado con una herramienta familiar para ellos y para mí, Wikispaces. En esta primera sesión nos sorprendió que se unieran a este programa cuatro alumnos de 1º de ESO de dos centros diferentes al nuestro. La mayor dificultad era la diferencia de edades y de formación, puesto que los alumnos de mi centro pertenecían todos a 4º de ESO y tenían experiencia en la metodología ABP y en el manejo de herramientas tecnológicas. Lamentablemente, por razones varias, solo ha continuado con nosotros uno de estos cuatro alumnos foráneos de 1º de ESO, Adrián, quien reconocía en la última sesión presencial (de autoevaluación) de Profundiza que celebramos, que había aprendido rápido y con intensidad de sus compañeros de grupo de trabajo. Todos los docentes sabemos que la afirmación de Adrián es incuestionable: es muy poderoso y eficaz el aprendizaje entre iguales, con, como ya he indicado, relación asimétrica entre los componentes del equipo.
Además de un-a mi parecer- justo reconocimiento al buen trabajo que desarrollaban mis alumnos con una metodología ABP, perseguía varios objetivos que valoraré a continuación.
1. De un lado, me interesaba profundizar en el trabajo en equipo, colaborativo. En las clases ordinarias, normalmente, mis alumnos trabajan en pareja, entre otras razones porque, al ser solo dos los miembros del equipo, la figura del vago social es casi imposible y también porque, ya que los proyectos se desarrollan parcialmente en sesiones no presenciales, fuera del aula, su número reducido les facilita la planificación y organización.
Sin embargo, en Profundiza los grupos estaban constituidos por cuatro miembros. Por tanto, todos debían reconocer los talentos individuales de cada miembro para realizar el producto final (un vídeo sobre un monumento de la Córdoba romana) y esos talentos debían explotarse en beneficio del grupo y de la calidad del vídeo: liderazgo, creatividad, conocimientos previos, capacidades tecnológicas, dirección y montaje de vídeo, dominio interpretativo… Probablemente, por falta de madurez y quizás yo debería haber intervenido más activamente en el reparto de tareas y papeles, lo cierto es que se produjo cierta tensión porque, en los dos grupos, aparecieron los celos y los reproches de falta de compromiso e implicación entre los miembros del grupo. No obstante, ellos mismos pudieron reconducir y resolver las diferencias, de modo que todos colaboraron en los productos finales. No obstante, uno de los tres grupos, fundamentalmente por falta de organización y por la ausencia de un miembro que asumiera el liderazgo, abandonó el Programa antes de su finalización.
2. Profundizar en las técnicas del trabajo de investigación. A diferencia de los proyectos realizados en el aula ordinaria, en Profundiza la fase de documentación requería más tiempo y esfuerzo, dado que las fuentes que debían consultar mis alumnos estaban escritas por arqueólogos que no se dirigían, siempre, a públicos amplios. Con el fin de organizar esa primera fase documental, les propuse como modelo una ficha de registro de los documentos consultados: libros, páginas web, imágenes, vídeos… Y estas fichas les han resultado útiles para la organización de la información.
Pese a ello, confieso que me resulta difícil hacerles ver que un producto final- en este caso, el vídeo- es el resultado lógico de las fases anteriores. Cuando los proyectos, como este de Profundiza, se alargan en el tiempo, parecen olvidar, pese a que tenían descritas y detalladas las fases en el wiki, que todo es un proceso encadenado y necesario. A saber, en este caso, la fase de documentación debe ser el soporte informativo del vídeo creativo que preparaban. La información extraída de las diferentes fuentes registradas tenía que incorporarse al guión del vídeo.
3. Aprendizaje funcional. En la metodología ABP y Andalucía Profundiza tiene, entre otros fines, como objetivo la aplicación y desarrollo de esta metodología, el aprendizaje funcional ocupa un lugar central. Parece claro que la artificial frontera entre el aula y la vida cotidiana, entre los conocimientos y la realidad debe desaparecer: el conocimiento siempre es útil para interpretar la realidad. Desde este punto de vista, todo el conocimiento es funcional.
En Profundiza, en una fase inicial, debían poner en relación la documentación consultada con los restos romanos que visitaban. Uno de esos monumentos, el puente romano del arroyo Pedroche, lo visitamos el grupo al completo. Es decir, se trataba de comprobar si lo aprendido documentalmente, académicamente era útil para reconocer y conocer un fragmento de realidad, un resto romano próximo- el puente romano de Pedroche se sitúa a unos 500 metros del instituto-, de su barrio, de su ciudad…
4. Creatividad, libertad y diversión. El desarrollo de la creatividad es otro de los fines asociados, en mi opinión, a una metodología ABP y, por consiguiente, a un proyecto de Profundiza. La información aprendida y contrastada con la visita in situ al monumento debía convertirse en conocimiento transmitido. Pero les pedí que esa comunicación fuera original y atractiva, desde la libertad.
Su creatividad (flexibilidad, imaginación, reflexión y sensibilidad) emergió- raramente, se le permite aflorar en el aprendizaje académico- de sus mentes y fraguó en guiones (y 2) muy originales, que incorporaban, en algún caso, anotaciones sobre encuadres y planos.
En uno de los vídeos sobre los puentes romanos, crearon a un antipático, por soberbio, estudiante de Arqueología que explicaba, un tanto despóticamente, las características del monumento y respondía con displicencia las insulsas, en su opinión, preguntas que le planteaban los otros participantes en el diálogo. En el segundo vídeo sobre puentes romanos se establecía una cierta rivalidad intelectual entre el personaje anterior y otro nuevo que aparecía en escena, también estudiante de Arqueología.
Más variados y originales fueron incluso los guiones de los vídeos sobre las domus romanas conservadas en Córdoba. En uno de ellos un personaje del diálogo era poseído por un espíritu, el dominus, de la domus que, gentilmente, guiaba a sus dos visitantes por la casa. Es una lástima que el sistema de ventilación del sótano donde se encuentran los restos no permita escuchar con nitidez ese diálogo. En el vídeo sobre los mosaicos del Alcázar de los Reyes Cristianos aparecía en escena un joven Ovidio que ilustraba a los dos novios- el Salón de los Mosaicos del Alcázar es escenario habitual en la celebración de bodas- sobre las escenas mitológicas representadas. Y, por último, las dificultades de acceso-la Unidad de Arqueología del Ayuntamiento de Córdoba no concedió el permiso- a otras de las domus– en este caso, la villa de Santa Rosa- fue salvada con inteligencia y flexibilidad: el vídeo muestra las imágenes del resto tomadas desde el exterior y el audio reproduce una charla entre una anciana y sus dos nietos que pone de manifiesto el valor e importancia de esos restos. Además, esa creatividad también se tradujo en espíritu crítico y sensibilidad: en algunos momentos de sus vídeos denuncian el lamentable abandono de algunos de esos restos tan valiosos.
Escritos, revisados, ensayados y aprendidos sus guiones, se trasladaron a los restos romanos- los dos puentes romanos y las tres domus– para, desde la madurez y la responsabilidad, grabar y desarrollar esos diálogos en la vía pública. E incluso en el caso de las domus, de manera autónoma, gestionaron los permisos de acceso al Salón de Mosaicos del Alcázar de los Reyes Cristianos y a la domus que se encuentra en el sótano del hotel Hospes Palacio del Bailío.
Finalmente, no me resta sino agradecer a mi compañero Miguel Osuna, que pronto celebrará con júbilo una nueva etapa, su apoyo documental y, más importante, emocional e incrustar, para su disfrute, el mapa que permite recorrer los cinco restos romanos estudiados por mis alumnos:
Nota: Este artículo fue publicado, como memorial final del proyecto, en el blog oficial de Andalucía Profundiza, el día 18 de julio de 2013: http://profundiza.org/cordoba-romana-balance-final/.