Vídeos, como el que he insertado más abajo, o informes oficiales de la OCDE sobre los NML (New Millenium Learners), del que proceden los gráficos y citas de este artículo, nos comunican algo, de otro lado, evidente:
a) El grado de penetración de la tecnología en la vida cotidiana de niños y adolescentes es muy alto y evoluciona a gran velocidad.
b) Pese a que en los centros escolares existe conexión a internet de banda ancha, no se hace uso de esta tecnología como recurso educativo en el aula.
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c) Como pone de manifiesto el vídeo así como el propio informe de la OCDE, existen barreras entre las motivaciones e intereses de los alumnos, sus expectativas para el aprendizaje, y las prácticas educativas en el aula:
De OCDE |
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¿Por qué existe este desequilibrio entre prácticas educativas en el aula y expectativas de los alumnos? La respuesta es compleja, pero creo que una de las causas obedece a las técnicas de enseñanza-aprendizaje que usan los profesores. Aunque reconozco que lo que sigue es una simplificación excesiva de las prácticas
docentes, me resulta útil para ilustrar un estado general que describo a continuación. El conocimiento ha de estar organizado en una estructura (el tema), al que accede el alumno por medio de la exposición del profesor y queda acreditado su aprendizaje por medio de la reproducción (y, raramente, aplicación) de lo memorizado en una prueba escrita.
Pese al fracaso educativo, lo cierto es que el profesorado deposita su confianza en este modo de enseñar y desconfía- peso de la tradición, incertidumbre, etc.- de otro tipo de procedimientos, de los que tiene noticia e incluso ha ensayado en algunas ocasiones, pero que no considera verdadero aprendizaje, el modo correcto de enseñar.
d) Aunque aún no sabemos mucho, parece claro que el uso de estas tecnologías desarrolla diferentes habilidades cognitivas en los alumnos:
Throughout the years, their use in formal and informal settings has been related to training or effects on memory skills, attention, executive functions such planning and strategy use, language, thinking and visual-spatial skills.
La cuestión es que el alumno desarrollará estas habilidades en un aprendizaje informal, fuera del espacio educativo; no obstante, como también nos indicaba una investigación francesa, por esa distancia entre la vida cotidiana del alumno y el aula, no se produce la aplicación de esos saberes fuera del espacio del ocio: los alumnos «are not able to transform their private technology practices into professional assets».
Y estos alumnos- quizás alguien piense que están lejos de las aulas españolas- son los que acuden a diario a nuestras clases, en centros ordinarios, públicos, situados en barrios de clases trabajadoras, como el mío. En realidad, ése es el motivo real de este artículo. Más abajo, he insertado un par de vídeos, como simples muestras, de las actividades digitales de nuestros (mis) alumnos en sus momentos de ocio.
El primero ha sido realizado por alumnos de 2º de Bachillerato. Estos alumnos, que como el resto de sus compañeros, no tienen por costumbre estudiar los fines de semana, escriben en un blog sobre la actualidad musical (pese a que uno de sus administradores, en 4º de ESO, aún desconocía el uso de los procesadores de texto) y publican vídeos en su canal de Youtube a modo de parodias o interpretaciones de canciones mediante el playback (lipdub). En términos de Lawrence Lessig, es una clara manifestación de la cultura de la remezcla (remix culture). Este vídeo que inserto ha registrado en poco más de cinco meses más de 95.000 reproducciones:
El segundo vídeo corresponde a una alumna de 4º de ESO. A diferencia de sus compañeros, trabaja sola, aunque ha publicado en su canal un número alto de producciones variadas sobre poemas, palabras, fiestas con amigos, señas de identidad… En fin, usa el vídeo como un medio de expresión personal.
Como conclusión, es evidente que los alumnos del siglo XXI ya han llegado, están aquí. ¿Cuánto tiempo tardaremos, desde las aulas,
en aprovechar, explotar esas habilidades para la mejora de su aprendizaje? No obstante, quizás pronto nos dirijan, como a Catilina, a modo de jaculatoria desesperada: Quo usque tandem abutere, magistri, patientia nostra?
Actualización 28-9-2010. Conozco hoy que la Fundación Telefónica publicó un estudio en 2009 con el sugerente título de La Generación Interactiva en España. En este libro se estudian la relación de los menores con las diferentes pantallas: internet, videojuegos, teléfono móvil y televisión.