Portafolios educativos en Cuadernos de pedagogía

En el número actual  de junio de la revista Cuadernos de pedagogía aparece publicado un artículo mío: Portafolios educativos. Agradezco a la redacción de la revista que hayan decidido publicar este trabajo.

cuadpedago

Este artículo, en realidad, tuvo como origen una actividad formativa en la que participé el pasado mes de noviembre en el CEP de Córdoba.

 

Córdoba, huellas romanas (ii)

El año pasado, por primera vez, dirigí  un grupo de alumnos que participaron en Andalucía Profundiza.  El desarrollo, valoración y resultados de ese proyecto fueron- con algunas dificultades-muy satisfactorios. De hecho, como he publicado en este mismo espacio, esa práctica recibió en el mes de noviembre un prestigioso reconocimiento y tuve la satisfacción, en enero de este año, de comunicarla en el congreso regional de Andalucía Profundiza.

Este curso pensé reproducir esa grata experiencia con otro grupo de alumnos. Debo reconocer que cometí el primer error: nos dicen los expertos que las buenas prácticas, por su contextualización, son difícilmente exportables.  Las diferencias entre el grupo de alumnos del curso pasado y este curso eran evidentes: había un grupo muy  numeroso de alumnos de otros centros distintos al mío (solo 4 eran alumnos de mi instituto), de diferentes edades (alumnos de 1º y 2º ciclo de ESO), de diversas y muy alejadas localidades…  En consecuencia,  algunos solo participaron en las dos primeras sesiones presenciales y otro grupo, que llegó hasta el final, por la distancia, solo ha acudido prácticamente a la mitad de las sesiones.  Pese a ello, creo que la principal dificultad residía en sus conocimientos previos sobre la metodología ABP y sus principios básicos: trabajo colaborativo, autonomía, aprendizaje funcional, técnicas de investigación, creatividad… Además, varios de estos alumnos tenían experiencia anterior en Andalucía Profundiza que, paradójica y lamentablemente, suponía un lastre más que un apoyo, porque no habían desarrollado proyectos en esas participaciones de otros cursos.

Otra novedad, en relación al curso anterior, que yo introduje fue limitar y organizar sus esfuerzos de un modo menos apremiante. El curso pasado los dos subgrupos que participaron  montaron cinco vídeos, pero en las últimas semanas  sus rostros reflejaban cansancio, tensión, agobios… más que goce y satisfacción. Como entiendo que la participación en Andalucía Profundiza, ha de resultar grata, satisfactoria, divertida, placentera…, decidí que debíamos, este curso,  ser menos ambiciosos, de tal modo que limitamos el producto final a un vídeo por subgrupo.

También en este curso cambiamos algunos procedimientos. En los guiones del año pasado, pese a que yo les insistía, dominaba el texto dialogado sobre otros aspectos: planos, ángulos, acotaciones…, de tal manera que cuando rodaban las secuencias tenían que, casi, improvisar los planos, iluminación, movimientos, escenario…  Por tanto, una de las páginas del sitio web de este curso recogía información sobre guiones: http://profundizacap2.wikispaces.com/Guiones, que se apoyaba en el aprendizaje entre iguales (casi todos los recursos procedían de alumnos de sus edades). Y en este punto- prestar más atención a los guiones técnicos de un vídeo- hemos razonablemente avanzado.

No obstante, hemos seguido tropezando en la misma piedra que el curso pasado. Pese a que como decía, la intensidad y esfuerzo eran menores (un solo vídeo), la falta de planificación y organización, aun con una mayor intervención directa mía, en el seno de los grupos no ha sido mejor. Disponían de más tiempo, pero han agotado casi al límite los plazos. Entiendo que es una dificultad propia de sus edades: la falta de autonomía e iniciativa personal y grupal, para usar términos bien conocidos en nuestra jerga académica. Indudablemente, esta capacidad se aprende y perfecciona con el aprendizaje, con la experiencia.

Finalmente, alcanzamos, con obstáculos e incertidumbres,  la meta: el montaje de dos vídeos (uno por cada grupo) sobre restos monumentales del pasado romano de Córdoba (se insertan más abajo). No obstante, como comprobará el atento lector, el resultado es desigual y se explica, básicamente, por las razones que he apuntado más arriba: falta de experiencia previa en ABP y, sobre todo, dificultades, por la distancia que nos separaba (el trayecto les ocupaba una hora en coche), para asistir a las sesiones presenciales. Pese a que yo diseñé este proyecto como educación o aprendizaje mixto (b-learning),  en la encuesta final las chicas reconocían que, aunque los contactos conmigo fuera de las sesiones presenciales mediante el correo interno del wiki o Twitter era fácil, les había faltado asistir a las sesiones sobre creación de guiones y montaje de vídeo.

Una última y curiosa observación. Por su afán de participar, de «aparecer» en el montaje final, el vídeo sobre el templo romano de Córdoba se ha grabado sin operador de cámara, es decir, montaron la cámara sobre el trípode y mantuvieron un plano fijo.

 

Nota: Este artículo ha sido publicado, como memoria final del proyecto, en el blog Andalucía Profundiza el día 2 de septiembre de 2014: http://profundiza.org/cordoba-huellas-romanas-ii-final/

IV Encuentro "Andalucía Profundiza"

En el día de hoy, 28 de enero, se celebra el IV Encuentro «Andalucía Profundiza», cuyo lema es «De lo excepcional a lo ordinario». Los organizadores del mismo me han invitado a presentar mi propia experiencia en ese camino al que se refería el lema y que delimita este Encuentro: el uso de la metodología por proyectos tanto con grupos especiales de alumnos, los que participan en Profundiza, como con grupos ordinarios.

Inserto aquí la presentación de esta breve exposición:

Competencias básicas, metodología ABP, portafolios y rúbricas

Algunos compañeros del IES Antonio Gala de Palma del Río (Córdoba) escucharon la ponencia que sobre portafolios desarrollé el pasado día 20 de noviembre. Pensaron que tenía interés esta charla para el desarrollo de su «Formación en centros».
Así, para hablar sobre portafolios y otras cuestiones que se recogen en la presentación que acompaña esta entrada, he estado con los compañeros de este centro una tarde en la que han demostrado su interés y compromiso con la introducción de cambios educativos.

Proyectos que dejan huella para Córdoba, huellas romanas

Con satisfacción, hoy hemos sabido que Aulas Innnovadoras, un área funcional de Asociación Espiral: Educación y Tecnología, ha concedido un sello AulasInn, Proyectos que dejan huella, en la categoría Proyectos de Altas Capacidades, al trabajo que desarrollamos el pasado curso para Andalucía Profundiza: Córdoba, huellas romanas.

Mis felicitaciones, desde aquí, a los ocho miembros del equipo que participaron en este proyecto.

Entradas relacionadas:

Participación en «Andalucía Profundiza».

Portafolios educativos (II)

Dado el interés de algunos compañeros por la presentación, muy visual, sobre portafolios, que aparece más arriba, reescribo aquí, como texto, esa charla:

0. Competencias básicas. Lo que sigue no son sino las reflexiones acerca de mis propias prácticas (y las de otros compañeros) del portafolio como eficaz instrumento para la valoración de las producciones de nuestros alumnos. No es, por tanto, este artículo fruto del análisis de lecturas sobre trabajos académicos (casi infinitos) referidos al uso educativo del portafolio. Por consiguiente, responde a lo que se denomina en la literatura especializada práctica reflexiva . No obstante, en primer lugar, antes de describir y mostrar algunas de las posibilidades educativas de un portafolios, expondré algunas consideraciones sobre el concepto de competencias básicas. De ese modo, resultará fácil comprender por qué hago uso (y creo útil) de los portafolios.

Comenzaré con una metáfora que procede de mi centro, en el que se imparten ciclos formativos de cocina y restauración. Cuando llega a nuestra mesa de restaurante un plato elaborado, este producto es el resultado final de un proceso en el que se han puesto en juego diferentes competencias (en este caso, profesionales). Entre otras, sin duda, al menos, ese plato demuestra que se conocen los ingredientes y sus propiedades; que se dominan unas determinadas técnicas culinarias y que se ha seguido un protocolo en el proceso de elaboración y que, de un repertorio más o menos abierto de posibilidades, se ha elegido uno de esos modos para la presentación (emplatado) del producto final. Además, por último, se está dispuesto a someterse al juicio de otros respecto del valor de su producto.

Esta metáfora del plato de un cocinero sintetiza, desde mi punto de vista, el sentido final de las competencias básicas educativas: es preciso reorientar la enseñanza y el aprendizaje de nuestros alumnos con el propósito de que reflexionen sobre los contenidos para elaborar tareas o proyectos y, en último término, que ese aprendizaje lo asocie a sus propios proyectos y situaciones de vida. O, en términos lingüísticos, las competencias básicas subrayan el enfoque funcional del proceso educativo. Y este funcionalismo debe entenderse en un doble sentido:

a) Lo que sucede en el mundo ha de ser objeto de estudio en nuestras aulas. La prensa puede ser fuente inagotable de recursos (Vid. p.ej. El dedo de Mourinho).
b) Los contenidos académicos pueden y deben trasladarse para construir objetos, así como interpretar (y, si es posible, modificar) el mundo. Y no olvidemos que el aula es un espacio real, del mundo, sobre el que merece la pena hacer reflexionar y convertirlo en práctica educativa (p.ej., relato del aburrimiento).

¿Por qué desarrollar una enseñanza basada en las competencias básicas? La respuesta para mí excede y supera el obligado cumplimiento de la legislación vigente, que, como sabemos, en la ESO sitúa este concepto en lugar preeminente. La respuesta a esa pregunta son las expectativas y comportamiento de nuestros alumnos en el aula, ya que en ellos domina, con frecuencia y mayoritariamente, el desánimo y el aburrimiento. Entiendo que la tolerancia al aburrimiento y a la frustración ha de formar parte de su educación emocional; pero no es menos cierto que un alumno «disruptivo» justifica su actuación con el argumento del aburrimiento. También puede proporcionar consuelo pensar que siempre han existido alumnos desmotivados en las aulas, pero hace tiempo que observo que la diferencia entre un alumno de brillante trayectoria académica y otro con dificultades no es de motivación (ambos no están motivados), sino de disciplina y organización. Una alumna con un brillante expediente (es este curso estudiante de 1º de Medicina) me manifestaba en Twitter que debía centrarme, durante las clases y fuera de ellas, en lo relevante, en lo nuclear, en dosificar en breves píldoras la información transmitida… Sin duda, en esta demanda influye el modo en el que, con la tecnología actual, acceden y producen información (fragmentada, abreviada en 140 caracteres…). A ello se une que estas nuevas generaciones son transmedia.

No obstante, además del medio y mensaje tecnológico que puede estar provocando cambios en el cerebro, otra causa (y seguro que habrá otras) de su aburrimiento es educativa. Hemos- los docentes- provocado una «esquizofrenia», un término que, con frecuencia, uso para describir su comportamiento. Los alumnos se sienten tras un muro, levantan un muro: de un lado, su vida y del otro, su educación formal en un centro educativo. Muchos miran por la ventana, porque, aunque sea incluso como un reflejo, anhelan recuperar su identidad (real y digital), que la sitúan tras los muros del instituto. En realidad, ese muro lo hemos cimentado nosotros, los docentes. Recuerdo cómo, hace unos años, mi hijo, que había aprendido la aritmética básica con facilidad, me pedía ayuda para calcular el dinero que le faltaba para comprar un producto. Entiendo que para dominar la técnica aritmética de la suma y resta debe practicarse, repetirse mecánicamente… pero lo que falló, desde mi punto de vista, fue reducir su aprendizaje a esa práctica repetitiva sin trasladarlo a su realidad cotidiana, a sus intereses y necesidades.

En fin, me parece incuestionable que debemos reflexionar sobre la respuesta y actitud de nuestros alumnos hacia los contenidos académicos que tratamos de que aprendan y, en consecuencia, sobre las técnicas y métodos que usamos, pero sin maximalismos, que contrapongan, de modo antitético y maniqueo, los nuevos (centrados en el estudiante, «saber hacer»…) y los viejos métodos (transmisivos, memorísticos…). Una propuesta metodológica que trata de conciliar ambos modos es el currículo bimodal de Pere Marquès. En síntesis, esta propuesta nos indica que las técnicas expositivas y la memorización deben ocupar un lugar, pero no el único o el preeminente en nuestros métodos de enseñanza. En este sentido, con frecuencia se oponen en la literatura ejercicios y actividades frente a tareas. De las primeras se pone de manifiesto su carácter cerrado, uniforme, mecánico, descontextualizado… frente las tareas de las que se subraya su naturaleza abierta, flexible, compleja… y que finalizan con la elaboración de un producto. Creo que debemos introducir tareas, lo que no excluye que se realicen ejercicios y actividades. Lo ideal sería que ejercicios y actividades formaran parte de la resolución de tareas.

1. Portafolios educativos. A partir de las consideraciones arriba expresadas, debe comenzar la búsqueda de instrumentos pertinentes para alcanzar el fin perseguido: una enseñanza funcional, contextualizada, de la que se apropien los alumnos, que forme parte de su vida. A veces, especialmente con las herramientas tecnológicas, se desplaza el foco hacia la propia herramienta. En ocasiones, parece que lo único que interesa al docente es practicar con una determinada herramienta. Se hace uso de un catálogo casi ilimitado de recursos tecnológicos en blogs y otros sitios web. Se olvida, por tanto, que los instrumentos no son fines en sí mismos, sino medios para cumplir con éxito unas metas educativas.

De otro lado, es evidente que el portafolio es una herramienta que puede usarse de modos diversos. No existe relación biunívoca entre portafolios y competencias básicas: el uso de un portafolios no garantiza el desarrollo de las competencias básicas, ni las competencias básicas solo pueden ser desarrolladas mediante los portafolios. Sin embargo, el portafolios, en este caso, es mejor para conseguir determinados propósitos que otros recursos, tal como veremos más abajo.

1.1. Clasificación del portafolios del alumnado.

El término y concepción de portafolio procede del ámbito de las artes plásticas, de la arquitectura, del diseño, del cine… No era sino una carpeta o dossier que reunía los principales trabajos del fotógrafo, del actor, del diseñador… A nosotros nos interesa la traslación de este instrumento al marco educativo que se produce a finales de la década de los 80 del siglo pasado. Y en el espacio educativo nos interesa en este artículo el portafolios del alumno, no el del profesor. Pero tampoco voy a referirme a un uso específico del portafolio del alumno, que es el PEL o portafolio europeo de las lenguas.

Una clasificación ya clásica de portafolio del alumnado es la defendida por Ch. Danielson y L. Abruytin (1997):

1. De trabajo (working). Registran el proceso y el producto final. No es una mera recolección de tareas, porque está orientado a la consecución de un fin: el producto final. Así, por ejemplo, durante el curso pasado un grupo de alumnos, que trabajaron conmigo en el marco del proyecto Andalucía Profundiza , registraron las diferentes fases del proyecto (documentación; visita al monumento; elaboración y revisión de guiones; grabación, edición y publicación del vídeo) en un portafolios electrónico: Córdoba, huellas romanas.

2. De presentación (display, showcase, best works). Este tipo es quizás el más próximo al sentido original, no educativo, de portafolio. El estudiante reúne una colección de sus mejores producciones, organizadas con un objetivo específico, por ejemplo, la búsqueda de empleo. Magníficas muestras de esta clase de portafolios son proyectos de varios compañeros: Piénsame el amor; Lo tuyo es pura leyenda; LunáTICos o Nautilus.

3. De evaluación (assessment). Su propósito es documentar el proceso de aprendizaje en relación a unos objetivos didácticos específicos. Y pueden registrar períodos muy variables: desde una unidad didáctica o un proyecto hasta un curso completo. Sobre este tipo de portafolio, tratarán los apartados siguientes de este artículo.
Como sucedía en el tipo 2, portafolio de presentación, también existen muy recomendables portafolios de este otro tipo en diferentes centros de Primaria y Secundaria, de diferentes materias y módulos. Cito algunos: IES Bovalar (Castellón), IES Chaves Nogales (Sevilla); IES F. García Bernalt (Salamanca); IES Joan Puig i Ferrater (La Selva del Camp, Tarragona); IES Luis Buñuel (Móstoles, Madrid); CEIP El Lloréu (Gijón, Asturias) o CEIP Reyes Católicos (Guardamar del Segura, Alicante).

Antes de pasar a la descripción didáctica del portafolio de evaluación, voy a realizar un breve excurso sobre los portafolios electrónicos. Más allá de la existencia de herramientas electrónicas específicamente diseñadas para alojar portafolios de estudiantes (como Mahara y otras que pueden consultarse al final de este artículo), en educación se ha hecho uso con frecuencia de blogs y wikis como espacios digitales de portafolios del alumnado. Desde mi propia experiencia, comencé con los blogs para el registro de las tareas de mis alumnos (incluso alguno de ellos, con reconocimiento de buena práctica 2.0). Los usaba como un espacio digital donde escribíamos todos, es decir, los alumnos eran «contribuyentes», «coautores» del blog de aula. No obstante, también, por aquellos años, había ensayado con wikis, en usos “puros” de un wiki, al modo de la Wikipedia, como en Cultura antigua. A saber, era un espacio colaborativo en el que un grupo de alumnos se ocupaba de una página de un libro compartido. Pero en los últimos años he adoptado un uso del wiki algo diferente, como portafolios de alumnos. En cada wiki de aula ocupa un espacio central lo que denomino, a menudo, Portafolios (y 2, y 3), el índice de las páginas individuales de cada alumno. Es decir, cada alumno administra una página del wiki de clase en la que registra las diferentes tareas que se van realizando a lo largo del curso. Las otras páginas fundamentales del wiki del aula son aquellas en las que se recogen las instrucciones para realizar cada tarea. A modo de ejemplo, Referentes clásicos, o Escritura, o Federico García Lorca. Por tanto, la estructura y navegación son muy simples: de un lado, los portafolios individuales de cada alumno a los que se accede desde una página índice y de otro, las instrucciones para la realización de las tareas solicitadas, descritas como secuencias didácticas.

Las ventajas tecnológicas, frente al uso del blog compartido o blog personal de cada alumno, son varias, desde mi punto de vista: el wiki tiene historial de revisión de las páginas, lo que facilita la autoevaluación y las revisiones del docente ; es muy fácil monitorizar las páginas de cada alumno por el profesor y, para el alumno, la administración de una sola página no plantea graves obstáculos.

1.2. Caracterización del portafolios.

Desde un punto de vista didáctico, los rasgos más relevantes de un portafolios de alumnos son:

a) Centrado en el estudiante. Como es lógico, si un portafolios es, entre otras cosas, un repositorio de producciones del alumno, el espacio que ocupa el alumno es central, fundamental… en el diseño y la concepción de este instrumento de evaluación, tal como hemos citado más arriba.

b) Selección. Una de las características del portafolio del alumnos es que la publicación de sus productos de aprendizaje obedece a unos criterios de selección. En el caso de mis alumnos, el criterio de selección obedece al tipo de actividad académica: se publican en el portafolio las tareas y proyectos, muy raramente, las actividades y/o ejercicios. Vid. p. ej., la página de Laura en Latín de 4º de ESO.

c) Autoevaluación. El portafolios electrónicos facilita la autoevaluación del alumno, que, en edición constante, puede revisar los productos que publica, motu proprio o a sugerencia del docente. Una autoevaluación obligatoria es la revisión ortográfica de sus producciones. Están obligados a comparar su versión con la corregida por mí e incorporar una línea, al final de su producción escrita, que denominamos «corrección».
De otro lado, a un curso les propuse una autoevaluación de las tareas realizadas durante el primer trimestre, que denominé Portafolios. En realidad, me interesaban a mí especialmente sus respuestas, puesto que les había solicitado que ordenaran, según sus preferencias, las diferentes tareas realizadas y que justificaran los criterios de su clasificación. Muchos de ellos manifestaron que los menos satisfactorios “eran más de copiar y pegar que nuestra propia opinión”. Y, sin duda, una herramienta que desarrolla la autoevaluación del aprendizaje es la rúbrica. Desde mi punto de vista, son especialmente recomendables en tareas de las que los alumnos carecen de experiencia. Además de la autoevaluación (y coevaluación, como en el ejemplo citado), orientan al alumno en relación a los elementos fundamentales que deben cuidar en la realización de la tarea.

d) Autonomía. El alumno que trabaja con un portafolios debe realizar (y no es contradictorio con que la tarea se presente como una secuencia didáctica estructurada y modelada) múltiples elecciones.

En primer lugar, debe administrar su tiempo: es importante fijar un plazo generoso para la realización de la tarea, dado que, de otro modo, con un plazo limitado a uno o dos días, la tarea se convertirá en ejercicio mecánico.

Asimismo, en la propia realización de la tarea, incluso si es individual, debe tomar decisiones porque las tareas son, siempre, relativamente complejas, de respuesta abierta; en su realización, puede usar herramientas diversas y, además, le exigen movilizar recursos personales varios: preferencias, capacidades expresivas, articulación del discurso…

A veces, esa autonomía llega a puntos insospechados. La tarea la realizan de modo voluntario, con mínimas (o ninguna) instrucciones y sin relevancia académica (no era calificada): Góngora y Córdoba o una evaluación sobre la película, los 300. Es menos infrecuente que si se habitúan a trabajar de ese modo, soliciten tareas en el wiki («Profe, hace tiempo que no hacemos nada en el wiki»), o incluso que propongan nuevas tareas de escritura, como justificar la banda sonora apropiada de una lectura, El rostro de la sombra de Alfredo Gómez Cerdá.

e) Aprendizaje entre iguales. El aprendizaje entre iguales, formal o informal, es una técnica de aprendizaje cooperativo que permite ser desarrollado de modo natural en un portafolios electrónico. Como todos tienen acceso (son visibles) a las páginas de sus compañeros, los productos de los compañeros son, por tanto, modelos próximos y cercanos. Ellos mismos comentan con admiración los resultados de sus compañeros, y yo, otras veces, cuando un alumno pregunta por su calificación, le recomiendo la visita de la página de otro compañero. E incluso, en otras ocasiones, se produce una espontánea coevaluación: los alumnos defendían que una compañera, por la verdad y emotividad de su relato, merecía una calificación mayor que la que yo le había otorgado.

f) Aprendizaje colaborativo. Si antes decíamos que el aprendizaje entre iguales era una técnica de aprendizaje cooperativo muy rentable para facilitar los aprendizajes, desarrollar el propio aprendizaje cooperativo es relativamente simple: basta con proponer tareas que exijan la colaboración de varios alumnos para su realización (Diálogos latinos). Por experiencia, sabemos que no es fácil repartir funciones dentro de un grupo, que aparece la figura del denominado vago social, y que lo primero que realizan los alumnos es cuantificar el trabajo personal de cada miembro. Es difícil hacerles comprender que deben buscar y hallar las mejores habilidades personales de cada miembro en beneficio del grupo.

g) Publicidad. La vida académica (ajena a su vida) se traslada al mundo real, a su vida mediante la publicación de sus tareas. En la portada del wiki aparece en el margen derecho un enlace a las estadísticas de las visitas del sitio, aunque Wikispaces tiene sus propias estadísticas. La razón es simple. Ellos piensan que sus tareas académicas en el wiki, su alcance y audiencia queda limitada al ámbito académico. Sin embargo, yo les insisto en que son públicas con el fin de que reconozcan que son objetos que se sitúan en el mundo real, que informan sobre ellos, que son leídas y visitadas por “muchas” personas y que ellos tienen la responsabilidad de esforzarse y mejorar. Además, que el sitio web sea público facilita la implicación de los padres. En alguna ocasión, algún alumno me ha solicitado que le revisara ortográficamente lo antes posible su tarea porque su madre lo había amonestado.

h) Evaluación del proceso. Cuando el producto final exige la realización de varias tareas preliminares, el portafolio es un instrumento muy útil para guiar el proceso que conducirá al resultado final. En cada una de estas fases el docente puede reconducir (evaluación continua y formativa) el proceso con, además de las correcciones, los oportunos comentarios, para garantizar la calidad del producto final.

Además, como todos los productos del alumno están recogidos en su página personal, es evidente que, puesto que se publican por orden cronológico, pueden observarse con facilidad sus progresos, la evolución de su aprendizaje a lo largo del curso académico.

i) Evaluación de la práctica docente. Estamos viendo que el portafolios es una potente herramienta para el progreso y evaluación del aprendizaje, pero, sin duda, puede y debe ser también evaluado como práctica docente y los evaluadores más conspicuos, para nosotros, han de ser los alumnos.

j) Aprendizaje comprometido. En realidad, todo lo que se pretende es que el alumno sea protagonista de su propio aprendizaje. Es cierto que la metacognición, es decir, que reflexione sobre su modo de aprender, exige un alto grado de maduración cognitiva, pero es un objetivo básico para alcanzar su compromiso. En esta línea, son muy interesantes las reflexiones de Michael Muir en el Maine Center for MEL (meaningful engaged learning) o McMel.

k ) Interacción y horizontalidad. Esta herramienta permite una relación horizontal entre alumno y profesor. El portafolio es producto de una colaboración entre ambos. La pestaña “history” muestra la constante interacción con el docente (comentarios, revisiones…), de tal modo que se produce una estrecha colaboración entre docente y discente.
Además, el wiki cuenta con un servicio específico de correo, aunque no lo usan mucho los alumnos.

Esa horizontalidad crea nuevos modos de relación. La atención individualizada, la interacción fuera del aula… facilita un acercamiento, debilita las relaciones jerárquicas, lo que favorece un eficaz aprendizaje.

l) Facilitador y guía. El rol fundamental del profesor en un portafolio es proponer las tareas (estructuradas y modeladas, conectadas con su realidad) que deben realizar los alumnos. Y en los modelos, el propio profesor debe participar: Relato desde un vídeo publicitario; Relato del aburrimiento

Para saber más:

Barberá, E. 2005. La evaluación de competencias complejas: la práctica del portafolio. Educere 9, 31, 497-503. [Artículo en línea]. Recuperado el 20-11-2013, desde http://www.scielo.org.ve/scielo.php?pid=S1316-49102005000400010&script=sci_arttext

Barret, H. 2012. Categories of ePortfolio tools. Recuperado el 21-11-2013 desde http://electronicportfolios.org/categories.html

Barret, H. (s.d). Examples of online portfolios. Recuperado el 21-11-2013 desde https://sites.google.com/site/k12eportfolios/ resources/examples-of-online-portfolios

Cebrián, M. 2011. La evaluación formativa con e-portafolio y e-rúbrica. [Conferencia impartida en la Universidad de Vigo]. Recuperado el 20-11-2013, desde http://vicadc.uvigo.es/opencms/export/sites/vicadc/vicadc_gl/documentos/ciclos_conferencias/Material.ePor_eRubric.pdf

Mesa, J. 2012. Evaluación con un wiki de aula. Revista digital de Buenas prácticas 2.0, 1, pp. 20-25. [Artículo en línea]. Recuperado el 23-11-2013, desde http://recursostic.educacion.es/buenaspracticas20/web/es/difundiendo-buenas-practicas/761-revista-digital-de-bp-20-numero-1

Queralt, J. (s.d.). Portafolis. Recuperado el 20-11-2013, desde http://ioc.xtec.cat/eportafolis/view/view.php?id=1553.

Zubizarreta, J. (s.d). The Learning Portfolio: A Powerful Idea for Significant Learning. [Artículo en línea]. Recuperado el 22-11-2013, desde http://theideacenter.org/research-and-papers/idea-papers/idea-paper-no-44


Herramientas específicas para portafolios electrónicos: Mahara, Rcampus, Foliotek, Digication, Eduportfolio o Maps.

Repositorios de proyectos:

a) http://proyectate.ning.com/page/todos-los-proyectos – De varios niveles: infantil, primaria, eso y bachillerato
b) https://sites.google.com/site/unproyectoentretodos/– De infantil y educación especial.
c) https://docs.google.com/spreadsheet/ccc?key=0AuZzfiFpfDZTdHRvalV4NEp5MlhiMS1ycGpDR2lNVXc#gid=0. Proyectos de referencia.
d) https://docs.google.com/spreadsheet/ccc?key=0Ajn3n97IymEPdGJ1RllEZjlKcUVuUTNHdTF2TldwYUE&usp=sharing. Proyectos colaborativos.